Fue una Navidad, bueno, un final de Navidad precioso junto a Eki. Me regaló un finde en una casa rural donostiarra y lo aprovechamos al máximo. Fueron dos días preciosos que nos sirvieron para dar carpetazo a otras navidades y encarar el nuevo año con mejor cara. Resaltar que todavía teníamos nuestra "bala roja" que a tantos sitios nos llevó sin fallarnos ni una sola vez y cumpliendo con todo lo que le pedíamos.
Las Navidades pasan y por suerte puedo contar con mis allegados a mi lado y sobre todo puedo contar con la persona que quiero para siempre; Eki. Ella sabe que quiero pasar todas las Navidades de mi vida junto a ella y bien sea en casa rural, en mi casa, en la suya o debajo de un puente, pero siempre, siempre, siempre a su lado. Hasta pronto...
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