¡ La madre que me parió! eso es lo primero que pensé cuando a las 2.15 AM el teléfono sonó en el camarote. Pero bueno, ¿a quién se le ocurre hacer una excursión tan pronto? ¿ cómo es posible que pongan una excursión a estas horas? ¿ esto son vacaciones o un crimen???. Bueno, vale de quejarnos que hoy nos espera un día intenso, bonito y con muchas cosas para hacer disfrutar a nuestros sentidos.
Nos juntamos en el hall del hotel con cara de pocos amigos, el Gran Hermano del Esadora II se empieza a calentar y las caras de sueño son más que patentes. Cogemos las almohadas con el objetivo de echar una cabezadita en el autobús camino a Abu Simbel. Me dan pena los tripulantes del barco que también han tenido que levantarse para darnos la tartera con los desayunos.
El convoy de autobuses, unos 40 calculo yo desde mi asiento y mi somnolencia, sale a las 4AM de Asuán destino Abu Simbel después de pasar los pertinentes y pesados controles de seguridad a los que somos sometidos. Tres horas más tarde y alguna cabezadita después estamos en Abu Simbel, bajo un sol de justicia y esperando a ver un espectáculo digno del madrugón que nos hemos pegado.
Tanto las explicaciones de "Rafa" como la espectacularidad de la construcción son suficientes para dar por bueno habernos levantado tan pronto. Las gigantescas estructuras, transportadas por el mar en pequeños trozos, captan nuestra atención sobremanera y más de uno se queda con la boca abierta mientras nuestro guía nos explica las particularidades de los dos templos, el de Ramsés II y el de la reina Nefertari. Después tiempo libre para visitar los templos, contemplar la belleza del paisaje y con puntualidad británica nos dirigimos al bus, puesto que el convoy de vuelta, con policía incluído, no espera a nadie y tenemos que salir todos juntos.
Otro sueño reparador antes de las dos últimas visitas obligatorias del día, la presa de Asúan, que no captó especialmente y mi atención y el obelisco inacabado. Un monstruo de piedra que se rompió cuando lo tallaban y se ha dejado en la cantera de granito tal y como lo dejaron los antiguos egipcios.
Después al barco, un poco de relax, comida con los compañeros y preparados para la segunda excursión del día, el Pueblo Nubio. Viaje en lancha por el Nilo, paseo a camello hasta el pueblo y visita de sus casas, costumbres y gentes. Una tarde más que agradable junto a ellos. Probamos su té típico, nos hicimos fotos con ellos, con los cocodrilos, visitamos sus casas por dentro y fuímos a una de sus escuelas para ver cómo aprenden los niñ@s nubios. Gente cordial y que vive dentro de lo visto, bien, muy bien gracias al turismo.
Después vuelta en lancha al Esadora II, relax, ducha, descanso, paz y cena. Aunque antes de todo ello tuvimos la última noticia desagradable del día; Rafa nos dice que el avión del día siguiente destino El Cairo nos sale a las 6.30 AM, eso quiere decir que de nuevo a las 4.30AM debemos estar despiertos, ¡ vaya vacaciones!!! la gente del grupo no se lo toma nada bien, pero hay que aceptarlo con deportividad, no queda otra. Así que como el cuerpo no está para más jotas, decidimos retirarnos sin más dilación hacía los respectivos camarotes. Nos espera por delante otra noche corta, otro madrugón, vuelo y llegada a la capital. Pero eso, eso es otra historia...
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