Bilbao, "El Botxo". Una de las ciudades que más cambios ha sufrido en la última década impulsada por el auge del turismo y gracias al reclamo que supone la majestuosidad de su edificio más emblemático; el museo Guggenheim.
Gracias a la ubicación del famoso museo en la capital bizkaina, la villa de Don Diego López de Haro ha sufrido en sus carnes la transformación de una ciudad industrial, gris y cerrada, a una villa abierta al turismo, con dinamismo, moderna y bien comunicada.
No podemos dejar de visitar por supuesto el museo diseñado por Frank Ghery, puesto que a pesar de que las colecciones nos puedan gustar más o menos, darse una vuelta alrededor del museo y ver su increíble arquitectura merece la pena verdaderamente. Dar un paseo por el muelle de Ripa recién reformado y poder contemplar la ría, el puente de fantástica arquitectura de Santiago Calatrava, el monte Artxanda enfrente y las zonas verdes que le acompañan sirve como reconfortante terapia para nuestra siempre agitada y estresada vida rutinaria.
Si nos acercamos a las inmediaciones del museo apreciamos el enorme cambio sufrido por Bilbao. Donde antes ubicábamos el puerto bilbaíno, ahora podemos ver como construyen enormes edificios de lujo, la impresionante biblioteca de la Universidad de Deusto y la construcción de la gigantesca Torre de Iberdrola. Si seguimos el camino hacía la Gran Vía nos encontramos con el pulmón de la ciudad, el parque de Doña Casilda y de ahí salimos a la zona noble, donde nos topamos con la milla de oro bilbaína, en ella encontraremos las tiendas de las marcas más prestigiosas y la zona de más ruido y condensación de tráfico de la ciudad.
Si damos un paseo dirección Casco Viejo nos encontramos con el majestuoso Teatro Arriaga, puerta de las 7 calles bilbaínas. Desde aquí empezamos a conocer el pasado de la villa, tiendas, bares, gentío, la catedral de Santiago, la Plaza Nueva... un paseo de lujo en el que combinaremos gastronomía con cultura, zona de ocio y zona de encuentro de muchos bilbaínos.
Un cambio radical que podemos acabar en el Hotel Miró, donde trabajo desde hace casi 8 años. Si venís a Bilbao, no dudéis en visitarnos, encantado de recibiros y guiaros a través de una ciudad pequeña de tamaño, pero grande de corazón.
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