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miércoles, 20 de enero de 2010

Avatar

Sigue el fenómeno "Avatar" en la cartelera española. El bombazo del año no ha llegado a su techo y sigue cosechando éxitos, premios, recaudación y espectadores por doquier. Quizás nadie esperaba que la película de James Cameron (Titanic) fuera a ser el filme más taquillero del año, del lustro y de la década, superando la barrera de los 1.000 millones de ingresos por taquillaje.
Y es que después de estar desaparecido durante muchos años, el director canadiense se adentró en este proyecto fantástico que nos lleva a Pandora, un planeta situado a años luz de la tierra donde se está extrayendo un mineral que será clave en la solución de la crisis energética de la Tierra. Dado que la atmósfera de Pandora es tóxica para el ser humano se crea un programa informático que combinando el ADN humano y el Na´vI, la especie que reside en Pandora, permite adentrarse en terreno Na´vi caracterizado como uno de ellos.

A partir de aquí y durante casi tres horas, la aventura en Pandora nos abraza de tal manera que el espectador es incapaz de despegar lo ojos de la pantalla. Un nuevo mundo, una nueva especie y una historia de amor- aventura- codicia y descubrimiento que nos adentra en un viaje infinito que toca nuestras innumerosas terminaciones nerviosas creando un universo de imaginación casi insuperable.

Para la producción del filme el equipo de Cameron tuvo que desarrollar durante dos año un nuevo programa tecnológico con el fin de crear el mundo Avatar. Los 500 millones de dolares invertidos en la producción de la película se han visto empequeñecidos ante la avalancha de espectadores deseando conocer la nueva obra de Cameron. Un cineasta acostumbrado a grandes y exitosas producciones como "Titanic" o "Terminator". Seguro que todo aquel que vaya al cine a ver Avatar no le defraudará el haber esperado tanto tiempo a la nueva película de Cameron y una vez más nos damos cuenta que con el avance de las nuevas tecnologías la palabra "imposible" en el cine queda nuevamente obsoleta.

Pasen, vean, disfruten y cuando acabe la sesión, a quedarse con un regusto dulce por haber gozado de tres horas de diversión y entretenimiento sin parangón.

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