La verdad es que ver imágenes como esta y no sentir envidia es algo poco usual. Cierto es que el verano queda algo lejos y que la instantanea tiene más de tres meses, pero recuperar una foto así me produce una sonrisa picarona. Mis vacaciones de México se pueden resumir casi con esta foto y es que era una de las posturas que más practicaba en el hotel. Tumbadito a la sombra, con un daikiri y relajado y ausente del mundanal ruido y rutinas.
El verano que viene queda aún lejos, pero imágenes como esta invitan a uno a soñar, a recrearse en el tiempo y pensar en los momentos vividos y los que tienen que venir. Cuando una imagen dice más que mil palabras, es mejor callarse y recrearse en ella. Hasta pronto...
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