Creo que nunca os he presentado mi lugar de trabajo, en ese que paso tantas y tantas horas y en ese que tantas y tantas sonrisas tengo que poner. Mi lugar de trabajo desde hace casi ya 9 años en el Hotel Miró.
Nunca pensé, o por lo menos no lo imaginé, que después de tanto estudiar y tantos esfuerzos en esas interminables épocas de exámenes, iba a terminar en la recepción de, porqué no decirlo, un prestigioso hotel de Bilbao situado al lado de unos de los museos más emblemáticos del mundo.
En julio hará 9 años que empezamos con toda la ilusión del mundo y también sin una meta u objetivo concreto. En aquella época mi objetivo era tener trabajo, empezar en algo serio y ganar algo de dinero. Ya tendría tiempo de ponerme metas. Así que acabé aquí sin saber muy bien mi primer cometido.
El tiempo fue pasando, los años en el hotel, la experiencia adquirida, la tranquilidad de tener trabajo o la relajación que uno obtiene después de varios años trabajando en el mismo sitio, el acomodo, por decirlo de una manera suave. He pasado rachas malas, rachas de rabia y de no sentirme nada a gusto y con ganas de dejarlo todo y emprender nuevos horizontes. Puedo decir que tuve un pie fuera del hotel en algún momento y cuando menos te lo esperas, las cosas cambian y tu forma de pensar a la vez.
Ves nuevos objetivos y aunque en un principio no te los planteas, ves que la meta de escalar y ser algo más está más cerca. Visualizas la situación y buscas nuevos retos y un día ¡ plas! te lo plantean y de la noche a la mañana estás trabajando en la recepción con otras responsabilidades.
Conoces a gente, mejoras los idiomas, se te presentan situaciones de las que hay que salir sí o sí, te haces valor por tí mismo con la gente a la que atiendes... un montón de cosas que en 9 años he ido aprendiendo. Hoy, simplemente, os presento mi "txokito" donde curro, mi pequeña recepción, y que sea por mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario