La verdad es que la empresa era complicada y resultó un partido como se preveía, a tapar un poco al Barça y un arreón importante al inicio del segundo tiempo. Partido de raza y coraje del Athletic, empujado por las 40.000 almas rojiblancas que estuvieron en San Mamés alentando a su equipo como si en juego hubiera algo más que una simple clasificación a cuartos de Copa. Desde la tarde el ambiente que se vivió en Bilbao fue maravilloso y la afición acompañó en todo momento a los nuestros con el fin de lograr el más complicado de los objetivos. Plantamos cara, lo hicimos con orgullo y tuvimos al Barcelona acongojado durante un rato, pero al final el gol de Abidal valió doble y los leones se fueron con la cabeza alta y por desgracia la eliminación en el bolsillo. Aún así, mereció la pena vivir de nuevo una tarde- noche de fútbol mágica.
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