Las vacaciones son traicioneras, las esperas con tanta ansía que luego son como un suspiro que se desvanece en el tiempo. Ocupan tantos pensamientos que quizás no de tiempo a llevar todos ellos a cabo y eso frustra aún más la vuelta al tajo. Tampoco ayuda que estemos en pleno puente y al menda le toque estar de turno por la tarde mientras millones de personas disfrutan de unos días más de absueto, pero no he venido a quejarme por ello, he disfrutado de 9 días de relax y descanso y solo quería comentaros nuestra experiencia en Barna.
Ante todo decir que nos hemos librado del caos aéreo de milagro, seguramente nuestro avión sería de los últimos en partir de un aeropuerto en casi 48 horas, así que me tengo que congratular por ello. De las vacaciones solo puedo decir cosas buenas. Vuelo corto y sin problemas. Hotel céntrico y muy acogedor. Habitación de categoría y gente amable con la que charlar en recepción.
La ciudad inmensa y totalmente volcada con el turismo, con un montón de sitios por recorrer y todavía impregnada por el gran impacto que supusieron las Olimpiadas del 92, que cambiaron radicalmente la cara de la ciudad y el concepto de ella misma. Si, definitivamente, unas Olimpiadas en Bilbao serían el espaldarazo definitivo para la ciudad (sic; ironía e ilusión todo junto en una frase). La importancia de Gaudí en la ciudad es más que manifiesta y lo que roban con las entradas a las obras de Gaudí una vergüenza, pero es lo que hay, los catalanes son unos grandes financiero- gestionadores y por eso tienen quizás la comunidad más rica de España. Casa Batlló, La Pedrera, la Sagrada Familia, el Paseo de Gracia con todas sus tiendas, el parque Güell (también por supuesto obra de Gaudí), Montjuich, el puerto Olímpico, las Ramblas, la Plaza Catalunya... en fin, fueron lugares que visitamos durante los cuatro días. Andar, andar y andar, lo que nos gusta a Eki y a mí cuando vamos a ciudades grandes.
Mención aparte la tarde que pasamos con Tamara y Ángel en su casa de la Montcada, pisito nuevo, urbanización muy agradable y una tarde de lo más apetecible con ellos. Gracias a los dos por recibirnos tan bien.
Pues eso, no me alargo más, unas vacaciones intensas, el tiempo nos ha respetado y lo hemos pasado verdaderamente bien. Ahora toca esperar y soñar con las siguientes...
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