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martes, 7 de diciembre de 2010

Mediocridad

Definitivamente creo que nos hemos instalado en la mediocridad. No quería escribir esta entrada porque eso significaba que nuestro Athletic, definitivamente, se había convertido en un equipo realmente mediocre y casi sin corazón, sin metas deportivas y dejando mucho que desear.
Buscar culpables quizás sea algo innecesario, porque realmente creo que esto no es problema de una persona, sino de un conjunto de ellas. Las culpas a esta situación de mediocridad hay que repartirlas, aunque después de 4 años con el mismo entrenador creo que el equipo con él ha tocado techo, no creo ya en mejoras posibles. Hay ocasiones durante algunos partidos que hay destellos de fútbol, pero todo queda en agua de borrajas porque carecemos de continuidad y aunque estoy convencido que la base es buena, no tocamos la sintonía adecuada porque el equipo no acaba de arrancar.

Si, en San Mamés el papel es digno, hemos barrido a diferentes equipos y hemos perdido con los de siempre, total, que seguimos instalados en un sinuoso camino, en el momento que en casa pinchemos en vez de mirar hacia arriba, nos tocará mirar hacia la parte de abajo, porque hasta la fecha fuera de Bilbao hemos sido unas madres. Salimos a jugar con poca convicción y sin hacer nada del otro mundo el equipo contrario se suele poner con 2-0 a las primeras de cambio. Luego se quiere arreglar el desaguisado, pero casi siempre es tarde y las reacciones solo nos sirven para albergar alguna esperanza o carambola que nos lleve al empate del partido, lo cual solamente ha sucedido en Gijón. En definitiva, en todos los partidos nos acaba pasando algo que altere el marcador, o el árbitro, o un penalty, o un fallo del portero, o... en fin, circunstancias que no acabamos de arreglar durante la semana.

Y así se escribe el devenir del Athletic esta temporada, partidos decorosos en casa en los que dejamos al rival empequeñecido y luego un juego insulso, sin alma y casi siempre aburrido y poco efectivo fuera de San Mamés. Quizás sea demasiado crítico o es que quizás sea demasiado soñador, pero creo que tenemos equipo para algo más que esto, para salir fuera de casa y plantarle cara al rival, para crearle ocasiones, hacerle daño y de una puñetera vez sacar algún punto, porque sino viviremos instalados en la mitad de la tabla sin aspiración alguna.

Han pasado ya 13 jornadas, con el Barça en la Copa en breve y con un calendario a nuestro favor, me gustaría volver a escribir en dos meses para decir que hemos cambiado el rumbo, pero no confío en nuestro entrenador, porque en cuatro años su juego ha variado muy poco y creo que mentalmente el equipo no va a evolucionar mientras sigamos por este camino, si me acabo equivocando, ójala sea así, sabré rectificar y comerme mis palabras. De momento, seguimos instalados en una mediocridad alarmante. Y no es la rabieta del derby del domingo...

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