Y es que cuando fuímos a Eurodisney sabíamos que volveríamos a ser como niños y disfrutaríamos de ello. Después de preparar el viaje con mucho mimo en septiembre del 2005 cogimos un avión rumbo a París Orly y allí nos desplazamos hasta Eurodisney para vivir dos días mágicos en el mejor y más grande parque en el que nunca hemos estado. Todo está perfecto, todos los detalles se cuidan y a cada paso que das te sorprendes por lo bien cuidado y preparado que tienen todo. La verdad es que fue una suerte ir en esas fechas, porque la gente no se aglomeraba en las atracciones y pudimos disfrutar del parque a todo trapo y montar en todo lo que quisimos, incluso repetimos en más de una ocasión en alguna cosa que nos atrajo mucho. Después de ese primer día fuímos al hotel en el que habíamos reservado, la verdad es que elegimos bien y barato. Un hotel precioso que comparado al que tuvimos en París era la octava maravilla del mundo. El segundo día fuímos al parque que Disney tiene al lado y que es la continuación de su parque, con los estudios Disney y otras atractivas atracciones que disfrutamos hasta media tarde, cuando decidimos marcharnos para coger el tren que nos llevaría a París a pasar otros cinco maravillosos y cansados días. Un viaje de ensueño en el que todo salió a la perfección, otro sueño vivido con Eki que siempre recordaremos con cariño y con una sonrisa en la boca. Otra capa de una cebolla que supimos vivir al 100% y del que todavía tenemos su dulce regusto. Hasta pronto...
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