Hemos vuelto del finde con la tristeza propia cuando se acaba una escapada que llevábamos preparando desde hace tiempo. La vidad es como una cebolla y hemos podido saborear una nueva capa, la capa de unas minivacaciones en pleno otoño, en grupo y con un armonía espléndida. Hemos estado en Azkona, un pequeñito pueblo navarro cercano a Lizarra. Y allí hemos pasado un finde en una preciosa casa rural, la casa Mendia. He ido con Eki, sus amigas y sus respectivos novios. Total, ocho personas disfrutando de un magnífico ambiente y un paraje bonito que ha conseguido que volvamos con una sonrisa en la boca y la cabeza un poco más despejada.
El viernes nos tomamos la noche con tranquilidad, cena entre todos y un poco de charla para acabar prontito en la cama, ya que la gente estaba cansada de una semana movidita en los curros. La casa nos causó una impresión muy buena. Dos plantas más la bodega, habitaciones cuidadas, un salón comedor con cocina a su lado dignos de ver y una terraza que invitaba a repetir escapada, pero en verano, para disfrutar de unas vistas preciosas a la luz de la luna tomando algo y charlando alrededor de una mesa y con el aire veraniego azotando nuestras caras, idílico. Pero esta vez estamos en otoño y la mejor idea era poner la calefacción y acurrucarse en casa.
El sábado excursión al nacimiento del Urederra, vuelta por Lizarra, comer y a casa a pasar la tarde. Luego llegaría la cena copiosa, la fiesta de disfraces y el fiestón en la casa con música variada y risas a mansalva. Acabamos a las 4 de la mañana bañados en alcohol, risas y diversión.
El domingo la mañana la dedicamos a recoger y a pasar las últimas horas en Azkona. Comida y a preparar la despedida. Al final y después de un tortuoso viaje de vuelta, nos encontramos en casa con el sabor agridulce que deja un finde maravilloso, pero corto, muy corto a su vez. Hasta pronto...
1 comentario:
Ha sido un finde genial chicos!
Tenemos que repetirlo.
Un beso enorme para todos!!!
Eki!!
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