Pues si, hemos llegado al final del año, el último día del calendario vuela y tenemos que darle, con agrado, la bienvenida al 2012. Siempre digo que es época de propósitos y de ganas de hacer algo bueno y mejor, pero luego casi todo queda engullido por la rutina diaria y no es imposible, casi siempre, mantener lo prometido en días como los de hoy.
Yo por eso no prometo nada, no prometo ni ir al gimnasio, ni ser mejor persona, ni dejar de comer palmeras o chuches, ni... en fin, que paso de prometer, porque luego estoy seguro que de nuevo lo incumpliré.
Acabamos un año duro, duro en los últimos meses por la pérdida de mi abuelo. Es cierto que el año ha sido estable, tanto en lo económico, como en lo laboral como en lo personal, pero todo lo estropea ese 28 de octubre maldito. No voy a ahondar mucho en el tema, no quiero revolver cosas así en días como estos, pero si quería tener un recuerdo especial para esa gente querida que ya no está lamentablemente con nosotros.
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