
Yo por eso no prometo nada, no prometo ni ir al gimnasio, ni ser mejor persona, ni dejar de comer palmeras o chuches, ni... en fin, que paso de prometer, porque luego estoy seguro que de nuevo lo incumpliré.
Acabamos un año duro, duro en los últimos meses por la pérdida de mi abuelo. Es cierto que el año ha sido estable, tanto en lo económico, como en lo laboral como en lo personal, pero todo lo estropea ese 28 de octubre maldito. No voy a ahondar mucho en el tema, no quiero revolver cosas así en días como estos, pero si quería tener un recuerdo especial para esa gente querida que ya no está lamentablemente con nosotros.
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