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sábado, 3 de septiembre de 2011

Dos años después...

Hoy tenía ganas de recordarte... Han pasado ya casi dos años desde aquel fatídico 15 de septiembre. Si, era un final esperado e inevitable, todos lo sabíamos, pero nunca te lo llegas a creer hasta que te llaman por teléfono para darte la noticia. Yo en el fondo estaba contento por el abuelo, le dije que a partir de ese momento su cabeza y su cuerpo iban a poder descansar y sabía que tú también ibas a poder descansar de la tortura que estabas viviendo en los últimos años, puesto que la cabeza no te dejaba tranquila y sufrías, lo mismo que nos hacías sufrir también a los demás cuando te veíamos.


Tu recuerdo en el tanatorio lo tengo fresco, descansando en paz, sin nada que ya te pudiera atormentar. Fueron días duros que quizás nunca he llegado a superar del todo. Cada vez que llego al portal un pequeño escalofrío me sigue recorriendo el cuerpo, se me amontonan los recuerdos y aún hoy sigo pensando cómo te encontraría en casa si siguieras entre nosotros. Nunca te llegas a plantear cómo vas a superar o asimilar la pérdida de tus seres queridos. Sí, siempre he pensado que siendo tan sumamente sensible para mí iban a ser tragos duros, primero fue con la abuela Mari y luego contigo.



El tiempo pasa irremediablemente y las circunstancias van cambiando, por suerte, los sentimientos siguen igual y mientras la memoria no me falle siempre será así. Yo estoy bien, sabes que un mes antes de irte Eki se vino a vivir conmigo y por suerte dos años después la convivencia sigue siendo buena. Tenemos muchos planes para un futuro próximo y sé que te alegras de vernos así de bien, me quedó la pena de que no pudieras visitar la casa, pero estoy seguro que te hubiera encantado. Toda la vida diciéndome que ahorrara para ello y ya ves, al final y con la atadura correspondiente al banco, pero logramos comprarla. Los años van pasando y ya tengo 33 abuela, ya no soy el niño que se instalaba de okupa en vuestra casa. El año pasado me ascendieron en el hotel, pasé a recepción y estoy contento, el cambio ha sido bueno y sé que estás orgullosa de ello. Yo sigo visitando al abuelo y al tío por lo menos una vez a la semana, ya sabes que eso no me puede faltar.



El abuelo ya sabes, con sus cosas. Te reconozco que ando algo preocupado por él. Acaba de volver de Cruces y anda fastidiado. No puede respirar bien y le han puesto una máquina en casa de oxígeno. Me dice que con ella duerme bien y descansa mejor, pero moralmente le veo mal. Mira que desde que empezó a adelgazar todavía cuando estabas tú ya son 23 kilos los que ha perdido y eso es demasiado. Mira que intento subirle el ánimo, pero ya sabes que siempre ha sido muy negativo para todo y que lleva muriéndose 20 años, pero ahora le veo bajo. Creo que no poder hacer las cosas que hacía hasta ahora le duele en el alma y se siente inútil. Yo le digo que descanse, que no se preocupe, que esté tranquilo, pero la situación le sobrepasa un poco. A mí me duele el alma verle así y salgo tocado de casa. Quizás sea pronto porque acaba de volver del hospital y me gustaría pensar que en unos días volverá a estar acomodado a casa. El otro día le corté el pelo con la maquinilla, le dejé bastante bien, aunque me dice que no le importa, que como no puede salir de casa que no pasa nada, pero bueno, ya que me ponía tenía que dejarle guapo. Piensa mucho en tí y en el hospital nos ha contado unas cuantas historias en plan abuelo cebolleta. Quiero que esté en paz, ya que la cabeza la tiene bien me gustaría que se relajara, ha llegado el momento de que descanse y no se preocupe de las cosas de las que no se tiene que preocupar. Sé que tu pérdida nunca la ha llegado a superar del todo, pero yo le digo que tiene que luchar por estar lo mejor posible, que vidas, por desgracia, solo hay una y no se puede malgastar con lamentos. Yo quiero verle bien, y no hacerlo me hace casi más daño a mí que a él.




Los demás bien, cada uno con sus historias, pero saliendo adelante en la vida. Ya lo sabes bien tú. Sin más, quiero despedirme otra vez de tí, sé que ves todo lo que hacemos y que una vez quitado el lastre de tu cabeza puedes volver a sonreir de nuevo cuando nosotros dirigimos nuestras miradas al cielo. Un beso grande y hasta pronto...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso....Ánimo.... Estoy aqui para lo que sea!