No quiero hacer leña del árbol caído, lo cierto es que el pobre niño del video es tremendo, aunque ya de por sí ver a las dos chicas bailotear en la sala de su casa es como para reflexionar un poco. Aún así la gracia en este caso es ver el ritmo, inexistente, del zagal, y cómo cae al suelo como una patata. Es-pec-ta-cu-lar, no os lo perdáis.
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