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martes, 2 de noviembre de 2010

Filosofando por la vida...

Llevo unos días dándole vueltas a qué escribir, la verdad es que quizás ande algo vacío dentro de mi cabeza y no encuentre nada interesante de lo que hablar. Hombre, tampoco creo que tenga una vida tan apática para no tener nada que contaros, pero quizás la rutina del otoño- invierno nos genere cierta apatía que nos vuelve huecos a la hora de contar cosas.
El trabajo que tenemos tampoco ayuda en exceso, todo el mundo sueña con poder dejar de trabajar algún día y así lograr que los horarios no lastren ni marquen tu vida. Al fin y al cabo solo tenemos una y quizás la mayoría de los seres humanos no la aprovechamos como debiéramos hacerlo. El tiempo es un martillo pilón que no se detiene y no se puede recuperar por mucho que lo intentemos.
El mundo de hoy en día nos absorve, nos involucra en una dinámica peligrosa donde solo podemos disfrutar de momentos contados. Todo se cierne al consumismo, la avaricia por el dinero y el anhelo siempre de una vida mejor. Es verdad, nunca estaremos conformes con lo que tenemos y ello nos lleva a un estado de frustración constante que nos impide disfrutar plenamente de nosotros, de los que nos rodean y de todos los buenos momentos que se nos pueden presentar. Todo lo ceñimos a los días libres, a las vacaciones, a ese fin de semana que tienes planes, olvidando por completo el resto del tiempo, utilizándolo como un kleenex de usar y tirar.

La inconsciencia sobre el rápido paso del tiempo, la fugacidad de nuestras vidas y el eterno inconformismo por la vida que llevamos nos absorve. Quién no mira hacia atrás en algún momento para recordar etapas vividas, para recordar momentos, amigos, lugares... cosas que hemos vivido y no se volverán a repetir y piensa lo mucho que descuidamos esas etapas. Cuando estábamos en el colegio queríamos llegar al instituto, cuando estábamos en el instituto queríamos cumplir los 18, luego queríamos ser más mayores para tomar nuestras decisiones, luego... en fin, siempre miramos hacia adelante sin pararnos en el presente ni disfrutar del momento.

No quiero extenderme más, la entrada de hoy ha sido un tostón de cuidado que ha servido para exponer mis profundas reflexiones sin ánimo de amargar ni aburrir a nadie. Si nos sirve para pensar un poquito sobre nosotros y sobre lo que hemos vivido y vivimos me sirve. Me quedo con los 8 años que he cumplido con la persona más especial de mi vida, me quedo con su sonrisa, con su ilusión por nosotros y sobre todo con todos los buenos, bonitos y numerosos recuerdos preciosos que esta relación ha devuelto a mi mente.

1 comentario:

Unknown dijo...

Un post con mucho sentido común.