
La verdad es que escapadas así vienen como anillo al dedo, a uno se le satura la cabeza de estar aquí siempre metido y de vez en cuando hay que oxigenarse, relajarse un poco y disfrutar de los pocos momentos libres que nos quedan. Además a Eki le vendrá de miedo, porque sé que está currando un montón y un respiro así le valdrá para despejar la cabeza y recargar algo las pilas. Además estaremos juntitos tres días, y eso nadie lo paga con dinero. La semana que viene os contaré nuestra experiencia por los Picos de Europa, hasta pronto...
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