Cuando hace unos meses estalló la tormenta radiofónica todos imaginamos que en esta guerra mediática los verdaderos perdedores íbamos a ser nosotros, los radio oyentes. Yo por lo menos lo tenía claro, estalla la guerra, se rompe la magia de Carrusel, se divide el equipo y vivimos un final de liga de lo más gris radiofónicamente hablando, con nostalgia de tiempos pasados y con la incertidumbre de lo que pasaría en el futuro.
La familia de Carrusel se rompía definitivamente y los que escuchábamos con fervor el mejor programa de radio de deportes del dial, supimos que se había acabado un ciclo de 18 años, desde que Paco González tomó el mando del programa.
Decía que los verdaderos perdedores íbamos a ser los que escuchábamos la radio Carrusel tras Carrusel, y es la verdad. Ahora, con perspectiva de cómo han ido ocurriendo las cosas me reafirmo. Medio equipo, la parte quizás más importante del mismo, ha fichado por la Cope, y otro medio equipo ha decidido seguir sus carreras en la SER. Decisiones todas ellas loables y respetables donde las haya. En medio una guerra. Yo te hago una oferta para venir, yo la contraoferta, yo te asciendo, yo sin embargo te asciendo a un grado superior... en fin, que cada uno ha elegido y ha optado por la opción que más le convenía y el equipo, la familia que estaba formada en Carrusel se ha dividido, quizás, para siempre.
Cada miembro del programa tenía su importancia, mayor o menor, pero cada uno aportaba su granito de arena, y es cierto que un Carrusel sin Paco y Pepe no es igual, pero los colaboradores que estaban a su lado hacían aún más grande el programa.
Yo sí, me cambio, ya he probado la radio si funciona en el dial correcto. Nunca pensé que acabaría en la cadena de los obispos, la cadena que tenía como estandarte a Jiménez Losantos, la cadena de la derecha por excelencia, la cadena que oposita frontalmente con mis convicciones, con mis pensamientos, en fin, que no es plato de buen gusto sintonizar el dial 97,8.
Pero en este caso hay que ir un poco más allá, mezclar política con deporte siempre ha sido algo ridículo y yo no lo voy a hacer, este error se comete en demasiadas ocasiones y por ello vivimos en la sociedad actual, demasiado politizada en la que los verdaderos sentimientos se ven mezclados y arrinconados por ideas políticas absurdas.
Yo cambio, sí, pero cambio porque me gusta lo que estos tíos hacen por la radio,cambio porque me divierto con ellos, cambio porque me hacen sonreir y consiguen que olvide malos momentos y cambio porque me hacen soñar con que quizás, si me lo hubiera propuesto alguna vez, podría haberles ayudado a hacer radio a ellos y ser parte de ese equipo que tanta envidia despierta en mí. No me considero uin eskirol por dejar la SER, no considero traición dejar atrás el Carrusel y dar la bienvenida a "Tiempo de Juego", solo pretendo seguir pasándolo bien y seguir escuchando las voces "amigas" que tantos días me han hecho desconectar del ajetreo y disfrutar de unas horas de radio junto a ellos. Porque momentos como las retransmisiones de la "Superbowl" o las primeras horas de los sábados no se pueden pagar con dinero, sencillamente son únicas y solo ellos saben cómo hacerlas.
Yo me apunto al carro, me subo y les apoyaré en su nueva andadura, no quiero tampoco que esto se convierta en la guerra entre su programa y su ex-programa, cada uno tendrá sus oyentes y cada uno luchará por tener más audiencia que el otro, pero qué más da, en este mundo hay cabida para todos y lo único que importa es divertirse, pasarlo bien porque como bien decía Andrés Montes "porque la vida puede ser maravillosa"...
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