Hoy damos carpetazo al año 2009. Un año raro, difícil, lleno de altibajos, de noticias agradables y no tan buenas. Un año distinto, sin duda. Sin duda lo más destacable ocurrió allá por el mes de enero-febrero. Después de vivir 3 años de alquiler decidimos Eki y yo comprarnos una casa. Buscamos y encontramos la casa perfecta para nosotros. Desde ese momento hasta que firmamos fueron tres semanas algo alocadas, con idas y venidas y cerrando todos los asuntos pendientes. Un poco locura que se cerró a primeros de febrero cuando firmamos las escrituras.
Mientras en el hotel ya andábamos algo convulsos y a mis dos compañeros les despidieron, quedándome yo solo en el barco en un único turno. Cambio de horario y fines de semana libres, ¡ qué gustazo! además tuve la suerte de disfrutar por primera vez en 7 años de una Semana Santa entera de vacaciones, que las disfruté con Eki en casa. Luego hasta verano relativa calma, hacerme a mi nueva vida en cuanto a horario y viviendo solo en casa. Tuve unos pequeños problemas de dorsalgias que me hicieron cogerme dos bajas casi seguidas y así llegué a las vacaciones veraniegas. Punto de inflexión absoluto. Viaje a tierras gallegas y a la vuelta, después de pasar por Seseña, Eki se viene a casa, por fin, a vivir conmigo. Ya era hora.
Agosto acabó entre trabajo, mucho, y fiestas populares en el pueblo. Septiembre no fue un mes nada agradable. Un día gris de lluvía a mitad de mes mi ama me llamó diciéndome que mi abuela se había muerto. Si, estaba mal, llevaba tiempo fuera de sitio y fastidiada, sin ganas de vivir y algo desesperada por la vida que tenía que llevar, pero aún así el golpe fue duro. Los recuerdos se amontonaron a borbotones y el trago fue difícil de digerir. Mi abuelo se quedaba solo y eso era lo que más me podía joder. Han pasado tres meses y medio y todavía siento una punzada en el pecho cuando se me agolpan los recuerdos referidos a mi abuela. Cuando voy a casa de ellos al subir las escaleras me siento extraño como si cuando entre a casa les voy a seguir viendo a los dos sentados en el sofá. Pero no, no es así. Mi abuelo está más o menos bien, en el fondo todo lo ocurrido ha sido una descarga física y mental para él. Ahora solo queda disfrutar de él y pienso hacerlo.
El año iba pasando más o menos, convivencia con Eki, apuntarse de nuevo al gym, findes libres... todo iba bien hasta que salta la noticia y el hotel es comprado por un grupo catalán. Más convulsión. Siete personas despedidas y cambios estructurales notables. Paso a hacer turnos de tarde de lunes a viernes con un horario incompatible con el mundo real. Un paso atrás. Paciencia.
Así hemos llegado a finales de año, llega el 2010, un año al que le pido un poco de tranquilidad y sosiego. Por favor, aparquemos la convulsión a un lado. A ver si nos trae buenas cosas y podemos decir a finales de año que ha sido un 2010 positivo. Zorionak eta urte berri on guztioi!
Mientras en el hotel ya andábamos algo convulsos y a mis dos compañeros les despidieron, quedándome yo solo en el barco en un único turno. Cambio de horario y fines de semana libres, ¡ qué gustazo! además tuve la suerte de disfrutar por primera vez en 7 años de una Semana Santa entera de vacaciones, que las disfruté con Eki en casa. Luego hasta verano relativa calma, hacerme a mi nueva vida en cuanto a horario y viviendo solo en casa. Tuve unos pequeños problemas de dorsalgias que me hicieron cogerme dos bajas casi seguidas y así llegué a las vacaciones veraniegas. Punto de inflexión absoluto. Viaje a tierras gallegas y a la vuelta, después de pasar por Seseña, Eki se viene a casa, por fin, a vivir conmigo. Ya era hora.
Agosto acabó entre trabajo, mucho, y fiestas populares en el pueblo. Septiembre no fue un mes nada agradable. Un día gris de lluvía a mitad de mes mi ama me llamó diciéndome que mi abuela se había muerto. Si, estaba mal, llevaba tiempo fuera de sitio y fastidiada, sin ganas de vivir y algo desesperada por la vida que tenía que llevar, pero aún así el golpe fue duro. Los recuerdos se amontonaron a borbotones y el trago fue difícil de digerir. Mi abuelo se quedaba solo y eso era lo que más me podía joder. Han pasado tres meses y medio y todavía siento una punzada en el pecho cuando se me agolpan los recuerdos referidos a mi abuela. Cuando voy a casa de ellos al subir las escaleras me siento extraño como si cuando entre a casa les voy a seguir viendo a los dos sentados en el sofá. Pero no, no es así. Mi abuelo está más o menos bien, en el fondo todo lo ocurrido ha sido una descarga física y mental para él. Ahora solo queda disfrutar de él y pienso hacerlo.
El año iba pasando más o menos, convivencia con Eki, apuntarse de nuevo al gym, findes libres... todo iba bien hasta que salta la noticia y el hotel es comprado por un grupo catalán. Más convulsión. Siete personas despedidas y cambios estructurales notables. Paso a hacer turnos de tarde de lunes a viernes con un horario incompatible con el mundo real. Un paso atrás. Paciencia.
Así hemos llegado a finales de año, llega el 2010, un año al que le pido un poco de tranquilidad y sosiego. Por favor, aparquemos la convulsión a un lado. A ver si nos trae buenas cosas y podemos decir a finales de año que ha sido un 2010 positivo. Zorionak eta urte berri on guztioi!