Ya han pasado tres meses desde que estuvimos en Seseña por última vez y ahora estamos a tres días de irnos otra vez. La verdad es que vemos tan cerca las vacaciones que casi las podemos tocar con la punta de los dedos, pero quedan tres tardes de curro y seguro que se harán eternas. Además ha salido el sol y no hay nada peor que trabajar mientras hace buen tiempo, pero sé que la recompensa es grande y ello me da más fuerzas para afrontar estos últimos días.
Ahora ya andamos con los últimos preparativos, con las últimas compras y preparando la maleta para despegar. En la cabeza solo tenemos una cosa; desconectar en vacaciones. Así que volvemos a ver a mis primos, a mi chiquitín que ya tiene año y pico y volvemos a un sitio que para mí es eternamente especial. Por eso hoy os dejo una foto con mi primo de mi última visita a Seseña, yo con un constipado de muerte y Asier con ese hambre voraz característico. Eso sí, entre los dos una gran amistad, respeto, cariño y feeling, eso que siempre ha habido entre nosotros. Hasta pronto...
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